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"Si alguien quiere ser recordado mucho más allá de su vida, su lugar está en una biblioteca"

Angharad Gutmann Sariego:

"Si alguien quiere ser recordado mucho más allá de su vida, su lugar está en una biblioteca"

Publicado el 29/11/2013
La Coordinadora Regional de Bibliotecas Públicas de Los Lagos se despide de las bibliotecas tras 13 años de labores. Más que un adiós, probablemente será un hasta pronto con constantes regresos, pero esta vez como amiga y usuaria. Desde hoy su vida se dividirá en retomar los estudios de Matemáticas y Astronomía, cuidar su jardín, hacer manualidades, dedicarse a su familia y, por supuesto, leer.

Angharad Gutmann confiesa que de pequeña gustaba de responder cuestionarios de revistas, pero nunca le entregaban el resultado que ella quería. Y sí, entendemos que le gustan los cuestionarios cuando le preguntamos en broma por su color favorito, su posición de yoga, su signo del horóscopo chino y ella responde de buena gana. Por supuesto que nos inventa cosas. "Parece que gato de metal, o conejo de peluche, depende", dice al consultarle por el horóscopo. Con humor, una característica fundamental con la que siempre se ha mostrado tanto en su trabajo como en su vida diaria. Una característica que la representa plenamente y con la que será recordada al dejar el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas.

Hija de padre alemán y madre española, carácter no le ha faltado. En particular cuando tuvo que asumir el desafío inesperado de Coordinar las Bibliotecas Públicas de la región. Angharad Gutmann confiesa que ingresó a la Dibam "por pura casualidad", ya que si bien tenía un trabajo de media jornada en otro lugar, un apuro económico la hizo buscar algo más estable. Es así como el 1 de marzo del año 2000 asumió la Dirección de la Biblioteca Pública Regional de Los Lagos, en Puerto Montt, pero sólo duró cuatro días en el cargo. "Sentí que había caído en una trampa", confiesa, al saber que las amigas que motivaron su ingreso a la Dibam se enfrentaban a nuevos desafíos: Clara Budnick asumía la Dirección de la Dibam y Victoria Pení la Subdirección de Bibliotecas Públicas. Prácticamente no le quedó otra que pasar a ser Coordinadora Regional de Bibliotecas Públicas.

Angharad Gutmann se reconoce una privilegiada, y recurre una y otra vez a dicho adjetivo para describir su trabajo, sus historias, los principales hitos de su labor como Coordinadora Regional. Entre ellos se cuenta la inauguración de 16 bibliotecas en la región; la instalación del Programa BiblioRedes; la división de la región que vivió, en sus palabras, "como un desgarro personal"; y la entrega de los maletines literarios, entre muchos otros recuerdos. "Conocer a cada una y uno de los jefes y jefas de bibliotecas y sus historias. Conocer cada uno de los rincones de mi región y a su gente. ¡Todo ha sido un privilegio!", explica.

Desde hoy Angharad Gutmann es una Coordinadora menos, pero una nueva amiga de las bibliotecas que probablemente se transforme en una usuaria frecuente, ya que leer todo lo que ha dejado pendiente es uno de los planes que tiene para sus días. Eso, por supuesto, si le queda tiempo. Su personalidad busquilla ya se ha armado una pauta completa de actividades.

"Tengo tantas buenas intenciones! Mi jardín está muy botado (y es re grande); voy a hacer una huerta y a plantar papas. Me encanta la costura y las manualidades y por ahí me han salido un par de ofertas para hacer un negocito. Voy a disfrutar a concho a mis papás, que tengo la fortuna de tenerlos cerca y muy bien de salud. Ah! Otra cosa! Me propuse estudiar Matemáticas y retomaré mi hobby de toda la vida, la Astronomía, que en estos años se ha pegado un avance brutal", explica.

Amante declarada de todos los tonos de azul, Angharad Gutmann pudo disfrutar de su último año en la Coordinación en una oficina con vista al cielo y al mar de Puerto Montt, en las instalaciones de la Biblioteca Pública Regional. Confiesa que extrañará las visitas a las bibliotecas de la región, las tardes de trabajo y conversaciones con las jefas y jefes de bibliotecas, donde muchas veces se compartían problemas y consejos.

"Las personas pasan y las instituciones quedan. Este trabajo sufrido, a veces mal pagado y tan poco comprendido, puede marcar la vida y hacer la diferencia entre las personas. Ellas, las "bendecidas" algún día recordarán, con nostalgia, nuestros nombres y traspasarán la semilla. Si alguien quiere ser famoso altiro que se dedique a las obras públicas. Si alguien quiere ser recordado mucho más allá de su vida su lugar está en una biblioteca", se despide.