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Entre frutas y verduras, los libros ganan su espacio en el Barrio Yungay

Casero del Libro

Entre frutas y verduras, los libros ganan su espacio en el Barrio Yungay

Publicado el 27/03/2014
Cada viernes por medio, de 10:00 a 14:00 horas, la feria libre ubicada en las calles San Pablo con Herrera da espacio a un local donde la mercadería no se grita: se lee. Es el Casero del Libro de la Biblioteca de Santiago, una de las iniciativas con que los libros salen de sus cuatro paredes y se acercan a la comunidad.

Cada viernes por medio, muy puntual a las 12, la señora María llega con su perrito en brazos al Casero del Libro de la feria de San Pablo. En la otra mano sostiene una bolsa con plátanos. En el Casero ya saben lo que busca: libros para cocinar. A María le encanta probar nuevos sabores, por lo que puede llevarse libros de cocina tradicional, sushi o lo que encuentre. A ella le tienen preparados los libros que pueden interesarle, e incluso la han convencido de llevar algunos sobre el cuidado de mascotas y otros para que la acompañen mientras sus preparaciones están listas. Sonriente, se los lleva, no sin antes despedirse regaloneando a sus caseritos con la bolsa con plátanos, la que deja en señal de agradecimiento.

Una rutina similar es la que caseritos y caseritas ya conocen. Llegan con sus bolsas de compras y algún libro bajo el brazo, "vitrinean" la mercadería, se regodean y eligen lo que más les gusta, para luego devolver el libro que ya se devoraron las últimas dos semanas y llevarse uno nuevo: un alimento más para las dos semanas que vienen.

La iniciativa existe hace algunos años a lo largo del país, pero desde 2013 es impulsada también en la Biblioteca de Santiago. La encargada de Fomento Lector, Aylín Fuentes, cuenta que la idea de una biblioteca sin fronteras es algo que trabajan desde el programa extramuros. "Así pretendemos llegar a la comunidad que no puede acceder a nosotros por diferentes motivos (salud, limitaciones espaciales, etc.), además de acercarnos de una manera más efectiva. Bien lo dice el dicho 'si Mahoma no va a la montaña...'", explica.

Al situarla junto a alimentos y vestuario, se identifica a la lectura como una necesidad primordial y básica para la comunidad. Esto la desmarca de la concepción de bien de elite y la presenta como un bien cultural accesible a todas y todos, compradores y vendedores.

Según Fuentes, trabajar desde un espacio tan democrático como una feria libre permite un acercamiento efectivo y muy cercano con la comunidad, además de abrir un diálogo diferente, donde la lectura se acerca y se muestra como parte de la dinámica de la vida.

El Casero es más que un punto de préstamo: genera un espacio para compartir, conversar, conocerse y, por supuesto, fomentar la lectura. Así como la señora María, la caserita que se lleva libros y deja plátanos, cada semana hay decenas de caseritos y caseritas que entre frutas y verduras dejan lugar para los libros. Como una familia de cuatro integrantes (mamá, hijo adolescente y pequeños de 8 y 3 años) que semana por medio se lleva 7 libros para cada uno. Un total de 28 libros que poca cabida dejan en el carro para las demás compras ¡Y es que hay prioridades!