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La Biblioteca Pública de Quellón revivió el terremoto del año 60

Con mateada literaria:

La Biblioteca Pública de Quellón revivió el terremoto del año 60

Publicado el 09/06/2014
La sala de lectura de la Biblioteca Pública de Quellón recibió a una decena de vecinos que fueron testigos directos de uno de los terremotos más grandes ocurridos en el planeta, quienes recordaron el terrible acontecimiento con emoción y nostalgia.

"Durante el primer sismo, todos estábamos asustados y no sabíamos que hacer, salvo sujetarse como sea", recordó doña Ilia Alvarado, ex funcionaria del hospital de Quellón. El día del terremoto tiene aún más significado para Ilia, quien a las pocas horas tuvo que ayudar a su madre durante el parto de su hermano. "El practicante Adán Bustamante, me dijo lleva a tu hermanito a tu casa, caliéntalo como puedas, que yo me preocuparé de tu mamá. Y así lo hice, como pude le di agüitas a mi hermanito que estaba azulito, y poco a poco empezó a recuperarse. Una vez que estuvo rosadito, le lleve a mi mamá en el lugar donde estaba, con el practicante Bustamante", continúa narrando.

Como Ilia, una decena de quelloninos se reunieron a conmemorar y recordar el terremoto de 9,5° en la sala de lectura de la Biblioteca Pública de Quellón, con una mateada literaria que tuvo como anfitrión al profesor Rodolfo Pastenes, quien introdujo el contexto histórico y narró sus propios recuerdos de lo sucedido en la tarde del 22 de mayo de 1960.

Los asistentes a la mateada recordaron los hechos, las vivencias propias y de sus vecinos, así como los efectos de la catástrofe en la emergente ciudad industrial que era en esos años Quellón.

"Estábamos en la casa de una vecina en la parte alta de Quellón, cuando por la radio escuchábamos que la Isla de Chiloé había desaparecido. Un avión, según las noticias, había sobrevolado y no había avistado nada en el inmenso océano y nosotros prácticamente estábamos aislados", recordó Oriana Soto, una de las participantes de la mateada.

La mateada literaria de la Biblioteca Pública no sólo revivió los angustiosos momentos, sino que también dio paso a la camaradería y la amistad: los participantes recordaron que frente a la catástrofe surgió la solidaridad entre ellos, conociéndose y haciéndose "amigos en la desgracia", muchos con lazos que perduran hasta el día de hoy y que los reúnen en instancias como la de la biblioteca.