Parral y Temuco fueron las ciudades que vieron nacer y crecer a Neftalí Reyes Basoalto, quien bajo el nombre de Pablo Neruda llegaría a convertirse uno de los más importantes poetas del Siglo XX y en el chileno más universal de la historia.

Es así como diversas bibliotecas públicas del país organizaron actividades en torno a su figura, como una forma de recordarlo al cumplirse (el 12 de julio) 110 años de su nacimiento, conmemoración que adquirió un tinte aún más especial en las regiones donde el vate pasó sus primeros años de vida.

Maria Vallejos, encargada de la Biblioteca Pública "Neftalí Reyes Basoalto" de Parral (Maule), señala que "nos sentimos depositarios de su legado universal por ser la comuna donde nació Neruda y de la que es Hijo Ilustre. Por eso año tras año nos preparamos para rendirle homenaje".

Es precisamente en la biblioteca parralina donde se guardan preciados documentos como el acta de nacimiento del poeta y los certificados de defunción de sus padres, el obrero ferroviario José del Carmen Reyes y la maestra de escuela Rosa Basoalto, fallecida de tuberculosis cuando el pequeño Neftalí tenía apenas un mes de vida. Todo está disponible al público en el Rincón Nerudiano que funciona de manera permanente en el establecimiento.

Entre las actividades con que Parral recordó este año al poeta destacaron declamaciones y tertulias en torno a su obra, además de una romería a la tumba de su madre y una velada folclórica con adaptaciones musicales de algunos de sus poemas.

Otra biblioteca que dedicó su programación cultural al Premio Nobel de Literatura 1971 fue la Biblioteca Pública de Angol (Araucanía), donde se llevó a cabo la tertulia "Recordando a Neruda" y una exposición bibliográfica de su obra. Su legado literario también adquiere un significado especial aquí por ser la región donde Neruda emigró junto a su padre a los dos años de edad, específicamente a Temuco. Fue el impresionante entorno natural de esta región de Chile, sus bosques, lagos, ríos y montañas, los que marcarían para siempre el mundo poético de Neruda.

Más allá del vínculo entre el poeta y los lugares en que vivió, resalta también su temprana y estrecha relación con las bibliotecas, al punto que en sus memorias ("Confieso que he vivido") recuerda con cariño al bibliotecario de la escuelita de Curahue que le inculcó el amor por los libros. A 110 años de su natalicio, el legado de Pablo Neruda sigue más vivo que nunca en las bibliotecas públicas, donde su obra sigue atesorándose, compartiéndose y difundiéndose como el más preciado de los regalos.